Todos los que se han dejado caer por el café Gijón han sido testigos y profesores de esta cátedra de la humanidad, Rafael Azcona era uno de ellos.
Desde que abrió sus puertas en Mayo de 1888 en el Madrileño Paseo de Recoletos, entre las calles Prim y Almirante de la mano de un Asturiano, Gumersindo García, comenzó a recibir clientes de gran significado como Don santiago Ramón y Cajal o Benito Perez Galdós. La vida literaria del Café se fue intensificando hasta los inicios de la guerra civil. En la pos-guerra siguió y creció su intensidad de gran café literario y acogió a los jóvenes de la llamada "Juventud creadora", como años antes a la generación de 1927, llegando a convertirse en un oasis de convivencia nacional. Posteriormente políticos de la transición como el viejo profesor Enrique Tierno Galvan, Agustín Rodríguez Sahagún y periodistas como Raúl del Pozo -él es quien define el Gijón como "el ateneo canalla de nuestra cultura"-, junto a Maruja Torres, hacen de él uno de los mejores periódicos hablados de Madrid.
Allí encontré al insustituible Rafael Azcona, fallecido pocos días después de la aparición de nuestra revista Madrid Histórico. Mi tocayo, el actor Miguel Rellán me cito en el verano de 1999 para una entrevista de televisión en el café Gijón. Yo tenía 22 años y muchas cosas que aprender, como ahora. En una mesa se encontraban aquella tarde de Agosto, Los actores Antonio Gamero –el mejor judador de mus que se haya conocido-, Manuel Alexandre –asiduo de a diario-, y Rafael Azcona el escritor de guiones cinematográficos más grande que pueda dar este país. Aquel encuentro marco mi vida como escritor y persona, pues aprendí en tan solo una tarde, un autentico ramillete de aspectos a cerca de la vida y cómo escribir bien. Recibí con los ojos bien abiertos, la primera bocanada de aire intelectual y aprendizaje real, que pueda recibir un joven inquieto de temprana edad. Rafael nunca se jubilo, murió como nosotros, contando historias y contando la historia. Descanse en paz.
Desde que abrió sus puertas en Mayo de 1888 en el Madrileño Paseo de Recoletos, entre las calles Prim y Almirante de la mano de un Asturiano, Gumersindo García, comenzó a recibir clientes de gran significado como Don santiago Ramón y Cajal o Benito Perez Galdós. La vida literaria del Café se fue intensificando hasta los inicios de la guerra civil. En la pos-guerra siguió y creció su intensidad de gran café literario y acogió a los jóvenes de la llamada "Juventud creadora", como años antes a la generación de 1927, llegando a convertirse en un oasis de convivencia nacional. Posteriormente políticos de la transición como el viejo profesor Enrique Tierno Galvan, Agustín Rodríguez Sahagún y periodistas como Raúl del Pozo -él es quien define el Gijón como "el ateneo canalla de nuestra cultura"-, junto a Maruja Torres, hacen de él uno de los mejores periódicos hablados de Madrid.
Allí encontré al insustituible Rafael Azcona, fallecido pocos días después de la aparición de nuestra revista Madrid Histórico. Mi tocayo, el actor Miguel Rellán me cito en el verano de 1999 para una entrevista de televisión en el café Gijón. Yo tenía 22 años y muchas cosas que aprender, como ahora. En una mesa se encontraban aquella tarde de Agosto, Los actores Antonio Gamero –el mejor judador de mus que se haya conocido-, Manuel Alexandre –asiduo de a diario-, y Rafael Azcona el escritor de guiones cinematográficos más grande que pueda dar este país. Aquel encuentro marco mi vida como escritor y persona, pues aprendí en tan solo una tarde, un autentico ramillete de aspectos a cerca de la vida y cómo escribir bien. Recibí con los ojos bien abiertos, la primera bocanada de aire intelectual y aprendizaje real, que pueda recibir un joven inquieto de temprana edad. Rafael nunca se jubilo, murió como nosotros, contando historias y contando la historia. Descanse en paz.
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