LA
LEYENDA DE LA MÁSCARA Y LA ROSA BLANCA
Quería
ofrecer el dato más exacto, pero fue imposible. Hay miles de interpretaciones
sobre esta leyenda. Todas las referencias de aquella noche de carnaval, en la
que sucede esta historia, me llevan a la iglesia de San José, que aún podemos
visitar en la calle Alcalá 41. Dicen todas las crónicas, que sucedió en 1853.
La celebración de esta fiesta atraía a miles de foráneos y extranjeros a
nuestra capital, y a sus palacios. Uno de los numerosos jóvenes que allí se encontraba,
se sintió atraído por una joven con antifaz de terciopelo negro, y manos
cubiertas por guantes morados que sujetaban una rosa blanca. Era una fiesta de
gente bien, se rumorea que se encontraban entre otros Lope de Vega y Quevedo.
Nuestra protagonista misteriosa, se acerco a John, que es como llaman las
crónicas a nuestro joven y le sugirió bailar unas piezas musicales. Acabada la
música la dama le pidió le acompañara a
sus aposentos, era una noche gélida. Lo
que el joven jamás imaginaria es que el lugar de destino de la bella mujer
sería la Iglesia de san José. Algunas crónicas llaman a la joven Elena de
Mendoza, que empujo con su cariño y convicción al chico para entrar en el
templo, atravesar el pórtico y llegar al altar. Cuando Elena acabo de besar al
joven le dijo:
-
En este lugar y
en este ataúd que ves, fui depositada esta mañana.
John,
desencajado huyo despavorido dejando atrás a Elena.
Otra interpretación
Existe otra
interpretación de la historia. Se refiere a la llegada de nuestros protagonistas
al templo. Elena le dice a John que en ese mismo instante sus vidas se
separarían para siempre. La joven explico que al día siguiente, en esa misma
iglesia se celebraría su funeral. John pensando que era una excusa para no
verse más se fue desolada pensando que jamás se volverían a ver. A la mañana
siguiente, John se acerco a la iglesia de San José para comprobar por sí mismo,
si eran ciertas las palabras de su amada.
Cuál fue su impresión cuando entro y comprobó que se estaba celebrando
un funeral de cuerpo presente y que la persona a la que todos rezaban era la
joven Elena.
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