Las ideas que viajan
dan siempre buenos resultados Los juegos de palabras también.
El resultado del nombre de esta afamada
tahona es unión del tipo de pan que fabrica y de la cercanía del
establecimiento al convento de capellanes del Palacio Real. Fue en 1873 cuando
el industrial Matías Lacasa prueba fortuna en el mundo de la panificación
introduciendo en España, concretamente en Madrid, un tipo de pan que conoció en
la ciudad de Viena. El negocio experimento una expansión sin precedentes debido
a su gran aceptación, y a la muerte de su creador y sin dejar descendencia,
fueron sus sobrinos nietos quienes se hicieron cargo del mismo. Sus familiares
no eran otros que los hermanos Baroja que con el tiempo se convirtieron en
afamados artistas. Don Manuel Lence Fernández inmigrante gallego se hizo con el
negocio con tan solo 18 años. Era un jovencito que aprendía deprisa y que tenia
buenas dotes para el mismo. Con la ayuda de sus hermanos que fue trayendo de
Galicia poco a poco fue dejando en un segundo plano a los sobrinos del señor
Lacasa, adquiriéndolo, en ese momento es cuando comienza su expansión.
Pastelería, chocolates, fiambres… durante los años treinta, contaba con 16
sucursales creando las primeras franquicias Españolas y siendo pioneros de este
modelo de trabajo en Madrid y en el país.
Su condición de modernidad hace
posible que sea la primera empresa madrileña en realizar servicio a domicilio
en coche, sus famosos autogiros, similares a los inventados por Juan de la Cierva , recorren las calles
Madrileñas. Con la llegada de la primera república, su condición real cambia,
eran proveedores oficiales de Alfonso XIII, pero cambio su nombre a Chocolates
Victoria por motivos evidentes.
No podía quedar atrás en la
historia, creció en el la segunda republica, en el franquismo y en la actual
democracia, tanto es así que en estos momentos del siglo XXI tiene abiertos 19
establecimientos, presta servicio de catering y como restaurador regenta el Café
Viena desde 1928 en la calle Luisa Fernanda, y el Restaurante Viena en la calle
Genova.
En cuanto a sus productos
destacar el pan de Viena en su receta original, vinos, cavas, bombones,
regalos, y su pastelería artesana, exquisita pueden creerme. Además en estos
momentos, también ofrece servicio de comida rápida elaborada en el día. Es sin
duda un pecado no pasar por Viena Capellanes y disfrutar de su amplio abanico
de productos si visitan Madrid.
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