6 ene 2018

LEYENDA 35 HUESOS INCRUSTADOS EN LA ESTATUA DE FELIPE III

Esta leyenda al principio cuando la descubrí me pareció curiosa y al mismo tiempo preciosa. La zona centro de Madrid, está repleta de historias de fantasmas y acontecimientos históricos, pero muy pocas, están relacionadas con las estatuas de nuestra capital. Muchos pensaron en la época en la que se desarrolla, que había un cadáver dentro de la estatua de Felipe III. Esta enorme figura, permanece hoy día en la Plaza Mayor desde hace 170 años aproximadamente, y tal vez sea la más fotografiada de Madrid. Es testigo de historias de amor, de besos furtivos, de niños perdidos en el mercadillo de Navidad, de turistas con sus cámaras de fotos, del intercambio dominical de sellos y monedas, conciertos musicales, y un largo etcétera de actividades. La leyenda de la que les hablo en estas líneas, se remonta a los años 30 del siglo pasado. En esta plaza se produce un atentado en plena república, en 1931,  que intento matar a todos los que allí se encontraban.  Un individuo, se acerca a la boca del caballo de la estatua y coloca un artefacto. La deflagración no causa muertes ni daños personales pero se produce un hecho curioso. En el momento de la explosión miles de huesos diminutos saltaron por los aires y algunos impactaron en las personas que se encontraban en la plaza. Pero… ¿de quién eran esos huesos?, ¿Eran humanos?, ¿y si eran humanos a quien pertenecían?, ¿Cómo han llegado allí? Los investigadores de la época enseguida detuvieron a la persona que realizo el atentado y vieron con asombro y estupor, que los huesos que salieron disparados del cuerpo de la  estatua eran de origen animal. Una anciana cercana a la plaza, se acercó a los policías y les explico que, año tras año, familias de gorriones comunes ponían su nido en el interior de la figura. Introducían su pequeño cuerpo y anidaban a sus crías, probablemente, algún pajarillo no sobrevivía al frio madrileño y perecía dentro. Seguro, que después de leer esta leyenda, cuando visiten la plaza Mayor, entre las casas de la panadería y la carnicería, en el mismo centro, se fijaran en esta estatua reconstruida y custodiada por una base grande y alta que sirve para disfrute de visitantes y madrileños. Seguro, que desde ahora, no pasara desapercibida a la vista de ninguno de ustedes.

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