30 ene 2009

MADRILEÑOS ILUSTRES 1. EDGAR NEVILLE


EDGAR NEVILLE Y EL CINE RODADO EN EL MADRID DEL PRINCIPIO DEL SIGLO PASADO


(Publicado en la revista Madrid Histórico nº19 Noviembre-Diciermbre de 2008)

Texto: Miguel Moltó

Investigación: Miguel Moltó y Laura Barros.



Comenzamos 2008, hablando en Madrid Histórico de las vivencias y anécdotas de uno de los escritores más destacados de la literatura de principios de siglo pasado, Emilio Carrere. Finalizamos el año hablando de Edgar Neville, visionario cineasta madrileño que dejo el mundo de la diplomacia para hacer cine. Su obra fundamental “La torre de los siete Jorobados”, escrita por él mismo y basada en la novela del maestro Emilio Carrere, supone un ejercicio cinematográfico diferente y transgresor a su época.Edgar Neville nació el día de los santos inocentes del año 1899, era hijo de un Londinense, Eduardo Neville y Rivesdalle llegado a Madrid para trabajar en una fabrica de motores, y de la Condesa de Berlanga del Duero, María Romrée titulo que heredaría Edgar posteriormente. Su infancia transcurre entre las meriendas de chocolate en la pastelería Mallorca, trajes de marinero con gorra de submarino Peral y bicicleta por reyes magos. Pasa los veranos en el palacete de su abuelo Carlos de Romrée (personaje muy conocido en la sociedad Alfonsina) que tenía muy cerca del pueblo de Alfafar en Valencia. Estudia durante su juventud en el colegio del Pilar de Madrid y cura su leve tuberculosis en Leysin (Suiza). Comienza su carrera como escritor en Madrid donde conoce a Ramón Gómez de la Serna a través de su amigo humorista Paco Vighi. Los años veinte son de intensa actividad literaria acabando sus estudios de derecho en Granada junto a Federico García Lorca. Escribe teatro e infinidad de artículos en las revistas como “Buen Humor”, “Nuevo Mundo” o la cómica y ya legendaria “La Codorniz” donde se encuentra con Tono y Mihura. Se casa, en octubre de 1925, con la malagueña Ángeles Rubio-Argüelles y Alessandry, y se instala en la calle Alfonso XII de la capital gracias a los arreglos que realiza en su casa el arquitecto Carlos Arniches Moltó.




NEVILLE Y EL CINE

Su relación con el cine surge en 1928 cuando deja Madrid y España formando parte del cuerpo diplomático como tercer secretario de la embajada de España en Whashintong. Acudie en sus primeras vacaciones a Hollywood donde conoce a Charles Chaplin. Charlot le abre camino para conocer a otras figuras como Loreta Young, Joan Crawford o a Stand Laurel y Oliver Ardí “El Gordo y el Flaco” ingeniándoselas para ser contratado por la MetroGoldwinMeyer, para escribir como dialoguista y guionista. Esta circunstancia le sirve para llegar a Madrid con la lección bien aprendida. Con su equipo de cine filma documentales, reportajes de guerra y escribe en la revista Vértice y la humorística “La ametralladora”. Uno de los relatos “Frente de Madrid”, le abre las puertas del cine Italiano participando en varios rodajes en los legendarios estudios de cine Cinecittá donde conoce a su intérprete y musa Conchita Montes. Terminada la guerra su amigo Enrique Jardiel Poncela le invita a ver su ultima obra “Eloisa esta debajo de un almendro” que llevaría él mismo al cine años después” con rotundo éxito.



FOTOGRAGAMA DE LA TORRE DE LOS SIETE JOROBADOS

MADRID Y EL CINE DE EDGAR NEVILLE
Mientras que el cine que se hacia en los valencianos estudios CIFESA era mayoritariamente histórico, costumbrista y ampuloso (Surcos, Fuenteovejuna, Juana de Arco…), Edgar Neville, durante los años de la post-guerra innovaba rodando películas que se referían a momentos de su vida, de la actualidad, o simplemente eran adaptaciones literarias o teatrales llevadas al cine.Ver las películas de Edgar Neville, era conocer y comprender las costumbres del Madrid de los años 40,50 y 60, pero la principal peculiaridad de su largos es, que se rodaban en escenarios naturales de la capital dejando estampas inolvidables de principios de siglo pasado. Su música, es parte fundamental en sus películas, tanto es así que “Domingo de carnaval”, no solo es una muestra de su pasión por los carnavales, si no que es además un catálogo de piezas de valls o chotis. Neville Rueda la mayoría de los interiores de sus películas en los estudios CEA ubicados en la Ciudad Lineal de Madrid y se ve obligado a parar el rodaje de noche en varias ocasiones pues se hacen en ese momento las pruebas de la súper bomba atómica cerca de la carretera de Aragón.Las referencias a Madrid en su cine no finalizan ahí.En “Mi calle” encontramos el eje principal de estos escenarios a tres calles más abajo donde residía el cineasta, otros escenarios naturales son la Red de San Luis, Sol o Arenal. Así podemos ver la pradera de San Isidro en “Domingo de carnaval”, panorámicas y secuencias rodadas en el rastro en su film “La torre de los siete Jorobados”, el arco de cuchilleros en su entrañable“El último caballo”, la plaza de toros de “Las Ventas” en “La ironía del dinero”; los soportales de la Plaza Mayor en su película “Nada”, o las azoteas de la capital en la entrañable “La vida en un hilo”.


CARRERE Y NEVILLE, ANÉCDOTAS Y REFLEXIONES
La Torre de los Siete Jorobados es una de las películas donde se muestra el Madrid más profundo, y donde este Madrid toma protagonismo en la Carrera del propio Neville, tanto es así que el cineasta en esa dura post-guerra de los años cuarenta se ve obligado a comprar de estraperlo la película virgen en los bajos del cine Capitol para poder rodar sus historias. La dualidad entre Emilio Carrere y Edgar Neville se produce precisamente en este largo cargado de visiones cinematográficas futuristas e inimaginables como son por ejemplo, las drogas o la aparición de fantasmas, ejercicio mágico e innovador para una película de aquella época. De este modo, Neville implica a los siete Jorobados en tráfico de estupefacientes e incluye la figura de un fantasma que guía a los protagonistas por el buen camino hasta su desenlace. A pesar de la diferencia generacional que existe entre Neville y Carrere, se producen circunstancias literarias en el estilo y la orientación cultural que acercan sus carreras entre si, y son muchos los asuntos que pueden destacar de la novela de Carrere, pero bastantes menos los que tienen sentido atribuir su genio, ya que la película estrictamente no es un texto de Cerrere.
DESAPARICIÓN DE UN GENIO
Un gran amigo de Neville, Antonio Mingote publica días después de su muerte un dibujo en ABC junto a unas palabras de homenaje en el que aparece un ángel preguntando a Dios: Pregunta si es verdad que aquí se ríe mucho…Esa era la forma en la que Edgar Neville seguía apareciendo en la prensa y el mundo literario tras su muerte el 26 de Abril de 1967. Atrás quedaron años de tertulias, libros, obras de teatro, películas, zarzuelas y chotis, con un sin fin de anécdotas que tenían como eje principal la ciudad de Madrid.



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