De Asturias a
Cuba pasando por Nueva York, así nació
El Corte Ingles.
Sus creadores fueron César
Rodriguez y Ramón Areces. Este segundo, asturiano de nacimiento embarca hacia
Cuba a los dieciséis años de edad. Su viaje transcurre desde el puerto de El
Musel hasta La Habana y una vez allí, pasa a trabajar en los almacenes El
Encanto. Una parte de estos almacenes eran de su tío César Rodríguez. Se
traslada a Nueva York con veinte años y allí conoce las verdaderas estructuras
de las grandes superficies. Tras su periplo Americano y vendiendo su tío su
participación de almacenes El encanto, en 1935 Ramón Areces y su César
Rodríguez regresan a España, adquiriendo
una sastrería modesta pero bien ubicada en el centro de Madrid denominada El Corte
Ingles. Pasada la guerra civil española esta sastrería se muda a la acera de
enfrente, ocupando el local de la firma Barcelonesa Almacenes El águila. El
corte Ingles y los también legendarios Galerías Preciados de su primo Pepín
Fernández, se hacían frente a frente por primera vez en su historia en la plaza
de Callao. Los madrileños empezamos a elegir y distinguir entre ellos creándose
gran nivel de competencia.
En el año 1949 la marca crea
confecciones Induyco, que pasa a fabricar su propio estilo, y en 1952 El Corte
Ingles se transforma en Sociedad anónima siendo un 63% de Cesar Rodríguez,
presidente, y un 25% de Ramón Areces, gerente. El resto del accionariado lo
comparten José Manuel Cabrera y Luis Areces, con un 6% cada uno. Diez años
después, se realiza la primera operación de crecimiento significativa, se
apertura en Barcelona un nuevo almacén de la marca, cuatro años más tarde
fallece su creador y principal accionista, César Rodríguez. En el cargo le
sucede Ramón Areces. Desde 1962 hasta nuestros días estos grandes almacenes, no
solo crean estilos y alianzas, si no que se sitúan a nivel nacional, europeo, e
internacional como un referente de ventas y surtido sin precedentes. Frases acuñadas
por ellos mismos son tan populares como ciertas, “Ya es primavera… en El Corte
Ingles”. “Si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero”, o las creadas por
aquel entonces por los propios madrileños, “si no lo encuentras en el Corte
Ingles, no lo hay en ningún sitio”. En Madrid desde entonces sabemos que se
acerca la navidad, porque están poniendo las luces decorativas en las fachadas
de El Corte Ingles, gorman parte del ayer y hoy de una gran marca.
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