ATORMENTADAS VOCES DE CARCELEROS Y ENCARCELADOS EN LA
CARCEL DE CORTE
Antes de que
existiera la cárcel de Carabanchel, o anteriormente la modelo de Madrid, en la
actual Plaza de la Provincia
se encontraba la cárcel de Corte.
Sita en el
edificio destinado actualmente a ministerio de asuntos exteriores, la construyo
un italiano, Juan Bautista Crescenti en 1629. Esta cárcel sustituye a la
anterior llamada de la Villa
y albergo a famosos bandoleros como Luis Candelas, el general Rafael de Riego o
el mismísimo Lope de Vega, preso por escribir un libelo sobre la actriz Elena
Osorio. De allí escapó el político Salustiano Olózaga, Alcalde de Madrid y jefe
de gobierno. En aquel lugar se vive un momento histórico pues en ella se encontraban
el dos de mayo de 1808 reclusos que clamaban libertad para salir a luchar
contra los franceses, y lo consiguieron. Javier Cayón en nombre de todos ellos
lo pidió por escrito y causaron importantes bajas al ejército enemigo. Pero el
inicio de esta leyenda se guarda en las paredes que acogían la recepción de
este lugar. Hablo del calabozo general. Los presos que ingresaban en aquella
mazmorra enloquecían. La oscuridad de día y de noche era absoluta, quedaban
privados de todo, su mayor privilegio era respirar. Con el tocino del rancho y
las camisas que llevaban, prendían fuego para poder ver algo. Más de uno quedo
ciego. Este centro cesa su actividad tras tres siglos de existencia y los
presos que quedan son trasladados a la nueva cárcel del saladero que estaba
situada en la plaza de Santa Bárbara. Firmo su traslado Fernando VII. Era un
correccional de menores. Queda cerrado por un tiempo, y las gentes enseguida
hablan de ella. Se siguen oyendo lamentos, voces de piedad, carceleros que
destacaron por su dureza castigando, gritos desgarradores pidiendo clemencia.
Además quedaron grabadas en sus paredes no sólo las voces de los reos, en el
momento de su construcción y por un descuido del capellán de la cárcel, sufrió
un incendio en el que murieron dos operarios al caer sobre ellos la cúpula de
la capilla. Nunca más se volvió a hablar de ello, quedo en el olvido y
registrado en libros referentes a la comunidad de Madrid. Pero su leyenda aún
perdura.
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