LOS FANTASMAS DE GOYA
Se han
escrito infinidad de historias sobre la etapa oscura de Goya, sobre sus últimos
años de vida, y sobre sus pinturas. Siempre se dijo que las paredes de “La
quinta del sordo” y los grabados de su última etapa eran sus propios fantasmas
interiores. Pero lo cierto es que hasta dos dueños pasaron por su techado antes
de su demolición hace cien años. Esta casa la compro Francisco de Goya por
sesenta mil reales. Tenía dos plantas, huerto y jardín. Para muchos vecinos,
Don Francisco, era un viejo de mal genio y endemoniado. Le pusieron a esta casa el nombre de “La
quinta del sordo”, por la sordera que padecía nuestro pintor. Tras la muerte de
su hijo, es adquirida en subasta en 1852 por el Conde de Polentinos, que revende
a Luis Rodolfo de Coumont posteriormente. Es en ese momento cuando renace la
leyenda. EL populacho, los vecinos, sus cotillas y mentideros, afirman que en
la quinta del sordo se oyen voces y alaridos por sus pasillos, que son
aterradores, y que nadie quiere formar parte de la servidumbre doméstica. Como
si las paredes hablasen. Como si los fantasmas del propio Goya tomaran vida, la
casa es vendida a Emile D’arlanger con mucha prisa. A su muerte, paso a los
herederos corría el año 1911 y dos años más tarde, era demolida. Conocemos como
eran los fantasmas interiores del pintor y como era la obra de aquella etapa
oscura, porque a petición expresa de su último dueño en testamento, se encargó
al artista valenciano Martin Cubells que las pinturas fueran trasladadas. Pero
la leyenda de los fantasmas de Goya no acaba ahí. Tras haber construido nuevas
viviendas en los terrenos donde se encontraba la Quinta, vecinos y transeúntes
afirman haber visto figuras fantasmagóricas, a los propios fantasmas de las
pinturas de Goya, buscando su lugar, buscando la pared que les dio cobijo,
imagen y semejanza. Realidad o leyenda, la personalidad y la obra de nuestro
pintor dará siempre que hablar.
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